Alejandra Romero González *
Creo que en definitiva, tenemos el futuro en nuestras manos y que somos nosotros, todos, los que estamos viviendo, los que tenemos la capacidad de decidir sobre nuestras futuras acciones, sobre nuestras respuestas, sobre cada una de las palabras que lanzamos al aire y que pueden generar una cantidad de sucesos que quizás no imaginemos. Creo que así como somos responsables del segundo que llega inmediatamente a nuestras vidas, también lo somos del desarrollo social que se dé en una década, en dos y en todas las que podamos sospechar. No es solo cuestión de causa y consecuencia, es cuestión de identificar nuestra importancia como seres responsables a nivel social, político, ambiental y cultural. Tenemos la capacidad de construir historias y transmitirlas, podemos ser ejemplo y actores activos en los conflictos que cada uno viva en su país, en su región, en su ambiente, en su localidad, en su hogar (No siendo ninguno de estos ambientes menos importante que el otro). Hace unas semanas, asistí a los Talleres llamados Mucho Con Poco, impulsados por Matias Bianchi y Melisa Gorondy Novak, dos personas que venían desarrollando una propuesta en diferentes países, a mi parecer magnífica y motivadora,que más que tratar temas de gestión, incentivaba a los participantes a tomar una postura de liderazgo, basada en la creación de acciones y proyectos sociales perdurables que signifiquen transformación y cambio, y fue ello lo que más me llamó la atención. Si bien es notorio que la historia de Colombia se ha visto afectada por la violencia, la desigualdad, la pobreza y otras tantas problemáticas que además de perjudicar la imagen nacional, ha traído consigo una ola de desesperanza que se expande sistemáticamente. No creo que nosotros como ciudadanos civiles debamos seguir actuando de manera indolente y apática. No es posible que día a día veamos una cantidad de injusticias, que realmente deberían dolernos como ciudadanos, como sociedad, y no es así. Desplazamientos, maltratos contra la mujer, conflictos generados por la droga, discriminaciones, inseguridad y otras tantas dificultades que se presentan y aun así no hacemos nada al respecto.Es la suma de las historias que cada uno de los seres humanos guarda en la memoria e inclusive en el olvido, las generan el concepto y el desarrollo de la sociedad en el tiempo, es decir, que estos retazos hechos con lugares, costumbres, culturas, personas, situaciones y eventos enmarcan un modo colectivo de actuar. Y son estas historias sobre las que debemos trabajar. Pero no es mi intención con este artículo, dejar al aire una experiencia vivida en un taller, es que este mismo sea un mecanismo impulsador de buenas ideas que pretendan extenderse a lo largo del tiempo en pro de un futuro mucho más agradable y sano para nosotros los que lo estamos labrando. Es decir, es urgente que caigamos en cuenta que esto es algo que realmente nos concierne a todos, porque cuando vemos esta situación, la que vivimos como latinoamericanos y nos hacemos conscientes de la misma, debe surgir en nosotros esa necesidad de intervenir, de querer generar movimiento de mentes, de ideas y de proyectos, acciones que busquen transformar la sociedad. Y sé que quizás esto suene muy soñador, pero va en nosotros establecer metas para alcanzar objetivos y tomar herramientas adecuadas para informarse y para actuar de manera coherente. Son a mi parecer estas alternativas que todos podemos proponer, las que plantean el cambio de la situación latinoamericana actual. Trabajando en equipo con objetivos claros y fijos. Contando con la información adecuada, compartiéndola. Habitando, construyendo y sembrando, con persistencia, constancia y amor. * Alejandra Romero González participó de los Talleres Mucho con Poco en Colombia