Montserrat Pérez Campos*
Cuando Ana Rolón me invitó a participar en los talleres Mucho con Poco (MCP) en Oaxaca, realmente no tenía idea de qué significaba eso. Después de revisar un poco el sitio de Asuntos del Sur y el de MCP me emocioné y apenas saludé a algunos de los compañeros (ahora amigos) entendí que sería una experiencia enriquecedora. El viaje a Oaxaca estuvo colmado de historias sobre los diversos proyectos que jóvenes mexicanos comprometidos están llevando a cabo. Escuché acerca de Diarios de la Nación, sobre el Movimiento #YoSoy132, grupos de jóvenes indígenas, planes para hacer documentales, fotografía, arte... en fin. Eso sólo con seis horas de camino. Nos faltaban dos días. Cuando uno tiene un proyecto que impacta a la sociedad, muchas veces es difícil encontrar las herramientas y caminos adecuados para cumplir con los objetivos que se tiene. En México, por ejemplo, un porcentaje mínimo de organizaciones de la sociedad civil (OSC) que nacen cada año es el que sobrevive. Por esto mismo, conocer y escuchar a quienes han logrado no sólo sobrevivir, sino crecer y expandirse, es vital, así como necesario. Cada uno de los talleres tuvo un punto en específico que se puede retomar. Desde cómo usar las herramientas digitales, hasta qué significa ser líder y poder manejar un grupo de trabajo. Sin embargo, lo más enriquecedor de la experiencia fue escuchar diferentes voces, conocer opiniones diversas y saber que existen carencias similares en todo el país y que justamente es a partir de reconocer y conocer al otro que se puede lograr un cambio. Mucho con Poco da la oportunidad de crear redes a nivel nacional, pero también a nivel América Latina. Conocer a Melisa, a Camilo y a Matías fue encontrar un lazo con personas que están del otro lado del continente, pero que tienen la inquietud de cambiar al mundo, su mundo y se están movilizando para hacerlo. Ser latinoamericano no significa únicamente compartir un idioma, sino también sufrimientos e historias, ilusiones y sueños que se pueden cumplir justamente con eso: unión. Ahora, de regreso en el Distrito Federal me encuentro con nuevos amigos y contactos en lugares que nunca imaginé. Hoy sé que puedo confiar en que si necesito ayuda, alguien va a responder y viceversa. Bien dicen por ahí que para cambiar al mundo sólo hace falta cambiar una vida y la mía sí cambió, ahora toca hacer lo propio. * Montserrat Pérez Campos es miembro del Movimiento YoSoy132 y participó de los talleres Mucho Con Poco en Oaxaca